♥

De pequeños solíamos pensar que el amor era como una enfermedad que padecían algunas de las personas que veía a mi alrededor y que hacía que esas personas no parasen de sonreír, darse besos y de agarrarse de la mano. Pero si el amor fuese una enfermedad seguro que sería una enfermedad para la que aún no existe la vacuna y de la que es muy difícil librarse. Pero definir el amor es algo casi imposible, el amor no se define, simplemente se siente aunque cada vez más, tengo la sensación de que vivo en un mundo de robots, de máquinas, rodeada de personas vacías. Son miedos a sentir, son miedos a mostrar una pizca de aprecio hacia los demás donde la indiferencia es el pan de cada día y yo me pregunto ¿por qué no mostrar tus sentimientos? Si los sentimientos son quizás lo más puro que tenemos y lo que nos hace humano y sin duda lo más puro y verdadero de nuestro ser. También es verdad que el amor es un arma de doble filo ya que, si es correspondido es lo mejor que te puede pasar, es como si estuvieras en las nubes y tu forma de ver el mundo cambia, desbordas felicidad por los cuatro costados y la vida te parece maravillosa; pero cuando no es correspondido duele mucho. Es como si todo ese mundo de ilusiones que habías creado junto a esa persona se derrumbara y cayera en el más profundo de los vacíos, como un castillo de arena abatido por el mayor de los huracanes y tú no puedes hacer nada por evitarlo, sólo dejar fluir el dolor con cada lágrima que resbale por tu mejilla con la esperanza de que el tiempo lo cura todo. Todos nos podemos equivocar pero, ¿por qué no arriesgarse? Al fin y al cavo estamos en esta vida para sentir y nos veremos en experiencias buenas, malas y regulares, pero solo las vivirás si das ese paso, si te arriesgas a sentir, a querer. Porque no hay nada más bonito en este mundo que te digan TE QUIERO de una forma sincera y de verdad. Porque aunque a veces duela, todo valdrá la pena.